Se definía como un amante egoísta. Lo hacia sin palabras, con un pensamiento tatuado.
Consideraba ésta la única forma de amar y seguir siendo él mismo: libre, como deben ser los amantes.
Cuando te bese, lo haré con deseo, por satisfacer mi curiosidad.
Querré saber si tus labios son mullidos, fríos o tibios, si permanecen cerrados o se relajan y acomodan a los míos.
Decidiré entonces si quiero tomar tu boca y mandaré en avanzadilla la punta de mi lengua. Y, como es la primera vez, dará igual si decides recibirme o atacar, o en qué pista bailemos. No importará si te llevo o si te dejas, ni si el beso se diluye o interrumpe, pues me gustará por novedoso.
Disfrutaré al desnudarte lentamente, o tan rápido que ni queriendo pueda recordar, buscando llenar recuerdos con tu imagen.
Mas si decides ser tú quien me descubra, disfrutaré también, observando tus maneras, tus reacciones… dejándome hacer.
No pensaré en ti cuando recorra tu cuerpo, investigue, pase de largo o pare en algún recoveco de tu piel… No lo haré al coronar o bajar, humedeciendo, bebiendo… al escuchar o exhalar suspiros, cuando acelere o detenga tus movimientos, acompasando los míos, buscando tu placer … no, ni siquiera entonces pensaré en ti.
Creía que solo un alma gemela podía darle lo que ansiaba.
Un ser que pensara en si mismo, independiente, del que no tener que preocuparse.
Alguien tan egoísta que permaneciera por placer y se marchara al terminar éste.
Que supiera, que apreciara, que fuese…
Un no joven.
Alguien que hubiese mutado.
Consideraba ésta la única forma de amar y seguir siendo él mismo: libre, como deben ser los amantes.
Cuando te bese, lo haré con deseo, por satisfacer mi curiosidad.
Querré saber si tus labios son mullidos, fríos o tibios, si permanecen cerrados o se relajan y acomodan a los míos.
Decidiré entonces si quiero tomar tu boca y mandaré en avanzadilla la punta de mi lengua. Y, como es la primera vez, dará igual si decides recibirme o atacar, o en qué pista bailemos. No importará si te llevo o si te dejas, ni si el beso se diluye o interrumpe, pues me gustará por novedoso.
Disfrutaré al desnudarte lentamente, o tan rápido que ni queriendo pueda recordar, buscando llenar recuerdos con tu imagen.
Mas si decides ser tú quien me descubra, disfrutaré también, observando tus maneras, tus reacciones… dejándome hacer.
No pensaré en ti cuando recorra tu cuerpo, investigue, pase de largo o pare en algún recoveco de tu piel… No lo haré al coronar o bajar, humedeciendo, bebiendo… al escuchar o exhalar suspiros, cuando acelere o detenga tus movimientos, acompasando los míos, buscando tu placer … no, ni siquiera entonces pensaré en ti.
Creía que solo un alma gemela podía darle lo que ansiaba.
Un ser que pensara en si mismo, independiente, del que no tener que preocuparse.
Alguien tan egoísta que permaneciera por placer y se marchara al terminar éste.
Que supiera, que apreciara, que fuese…
Un no joven.
Alguien que hubiese mutado.