sábado, 26 de enero de 2008

La primera

Estaba en aquel bar, tan conocido por nosotros,tan nuestro. Habia vuelto despues de años pero no había cambiado lo cual me molestaba mucho. Y es que volver a tu pasado tras años y ver que siguen los mismos , que nada ha cambiado, ni tan siquiera tu que te creías diferente...

En verdad el problema no era el bar, ni la gente, ni el agujero temporal que me invadía. Lo que relmente mareaba era saber que de nuevo estaba alli, rebotada, arrastrada a lo mismo.

Entonces llega M, sonriente y se sienta a mi lado. Me cuenta que ha escuchado un programa en la radio y que quiere que nos presentemos a un concurso de relatos breves. Dice que es por pasar la tarde y la veo feliz y despreocupada y me pido otro botellin y me dejo llevar por su entusiasmo y escribimos y reimos y pensamos que es de locos.

Salimos. Dos besos, cuidate, me llamas vale?, que siiiii...

Ya pasó, no fué tan mal.

2 comentarios:

Antón Abad dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antón Abad dijo...

Es verdad que a veces un reencuentro se nos presenta como una obligación más bien ineludible, sin que pongamos demasiadas esperanzas en lo que habrá de salir de él. Sabemos que en muchas ocasiones, el trabajo de demolición del tiempo, hace perder los hilos que nos unían a nuestros amigos del pasado, y que nos veremos compelidos a conjurar recuerdos neutros para aguantar el tirón. A poco que aquel a quien reencontramos, haya tenido un desarrollo no muy alejado del nuestro, hará que la velada sea un alivio más; un problema menos.