jueves, 24 de julio de 2008

las 6 seis 6

Esta mañana al volver a casa, preparando la comida, escuché un golpe seco que retumbó por el pasillo. Como en las películas de terror me dirigí a ver de dónde venía ( cuchara de palo en mano ) y con voz de pito espantá pregunté : “¿quién hay ahí?, eres tú?... no tiene gracia.”
Tras mirar en varias habitaciones y maldecir por tener una casa demasiado grande (puertas que abrir, puertas abiertas…), llegué a la conclusión de que estaba sola, por lo menos en esta dimensión y regresé a la cocina poniendo música a tope (que espanta todos los males).

Pero la semilla estaba plantada y a una velocidad espantosa he empezado a recordar películas : momentos gloriosos del celuloide que hacen que un simple ruido me lleve a temer lo peor.

En el fondo soy masoca. No sé por qué lo he hecho, por qué me deleito recordando, volviendo a ver , confeccionando una lista, repasando , desechando… lo pagaré.

En fin, ésta es mi lista de las 6 de terror para no ver sólo, todas ellas dominadas por una banda sonora que seguirá resonando en mi cabeza cuando menos me lo espere.

Por orden cronológico:

1- PSICOSIS- ( 1960 Alfred Hitchcock)

Clásico de escenas y planos. Perversión psicológica de traumas infantiles.
Desde entonces si la ducha es de cortinas no puedo evitar recordar.
Lo del miedo a las suegras no estoy segura si viene de aquí...




2- LA SEMILLA DEL DIABLO- (1968 Roman Polaski)

Por lo dulce de la historia con una Mia Farrow joven y guapa a rabiar.
Desde entonces no me fío de los vecinos , ni de los médicos...




3- EL EXORCISTA- (1973 William Friedkin)




La desesperación de una madre por la enfermedad de su hija, la Iglesia como solución ... da miedo, verdad?

4- LA PROFECÍA - ( 1976 Richard Donner)

Gran reparto. Popularizó el 666. Desde que la vi adoro los rottweiler y tengo pánico a los niños de piel blanquecina y ojos azules que me miran con sonrisa de pillos.
Cuántas fotos quemadas por creer ver un reflejo, una sombra con forma de lanza o de soga … nunca quise aprender a rebelar.




5- AL FINAL DE LA ESCALERA- ( 1979 Peter Medak)

Para mi la mejor.
Juega con la música, con el secretismo, con el miedo por ocultar el pasado. Fue pionera en las sesiones de espiritismo y las cacofonías.
El guión es perfecto : retorcido, imprevisible, romántico y melancólico.
Consiguió que me aterren las cajas de música, que no pueda subir sola a un desván ( y si puedo evitarlo ni acompañada).
Es la película familiar. Todas las navidades me reuno con mis hermanos y las vemos. Sabemos los diálogos, guardamos silencio en esos momentos...
Todavía pone la carne de gallina y se retuercen mantas.



6- EL RESPLANDOR- ( 1980 Stanley Kubrick)

Papelón de Jack Nicolson. El doblaje de Shelly Duval lo realizó Verónica Forqué.
Qué escena elegir?: inolvidable “redrum”, las gemelas en el pasillo, la conversación con el barman y las fotos antiguas, "los tres cerditos", persecución por el laberinto…
Sin ser el argumento principal se muestran escenas de maltrato de género, del terror de la víctima desprotegida.
Gracias a esta peli tengo miedo a todo.




Un simple ruido. Un golpe cuando no lo esperas, cuando lo crees imposible y el miedo sopla en tu nuca, creando una gota de sudor helado que recorre lentamente la espalda.


miércoles, 9 de julio de 2008

Sombrero de copa (II) : pacto entre caballeros.

La ambición junto con el miedo son los grandes motores de nuestra sociedad. Y cuando se juntan, entremezclando características, la máquina destructora no tiene fin. Sálvese el que pueda!.

Su caso fue muy sonado. Durante semanas ocupó primeras planas.
Tres eran los protagonistas: dos jóvenes licenciados y un abogado recién llegado a fiscal.
Los jóvenes se habían metido en un lío. Nada que mereciera tal despliegue de medios. Sin embargo el fiscal decidió que su caso era especial. Vio la oportunidad de alcanzar notoriedad con esos dos pardillos.
En su defensa diré que el destino le ayudó. Ciertamente las pruebas eran ambiguas y al principio creyó defender lo correcto. Luego el enredo había crecido, los medios acosaban y para un alma aterrada por el fracaso, fue mas fácil callar y mirar para otro lado.
Lo que en un principio era un caso de agresión, con desastrosas consecuencias, fue complicandose. Cada vez había nuevas pruebas, agravantes que terminaron con acusación de homicidio.
La habilidad de la fiscalía fue reconocida por los periodistas: pruebas que aparecían a su antojo, juegos verbales y efectos visuales... como salidos de un sombrero de copa.

Los chicos estaban perdidos. Bien lo sabían ellos y sus abogados.
El fiscal quería atar cabos. Una confesión ante el pueblo. Un reconocimiento a sus teorías... intrigó, presionó .

Martin planteó su idea: quiere magia, magia haremos.
Sus vidas estaban unidas ... que fueran una en verdad.
Uno cargaría con el desastre. Cumpliría la pena completa. El otro disfrutaría la libertad, sin sombras, sin penas. Viviría tantos años como durase la condena. Luego debería morir y el excarcelado asumiría su personalidad. De esta manera los dos saldrían ganando. Ciertamente una vida parcelada, pero vida al fin y al cabo.
Martin perdió la jugada. Se confesó culpable y fue condenado a 20 años de cárcel, 15 con las reducciones de condena.

Volvieron a verse unos días mas tarde. Fue la única vez, pero era necesario para ultimar detalles. El acuerdo fue el siguiente:
mantendría su nombre, luego Martin lo asumiría. No podría formar familia ni tener amigos (conocidos aquí y allá, alguna relación por Internet... nadie que pudiera identificarle), un trabajo sin compañeros (escritor valdría), y el juramento de no huir cuando llegara el momento: pacto entre caballeros, pacto de miradas.

El resto era historia. Había triunfado con las tres novelas que Martin le cedió. Luego trató de imitar su estilo y publicó dos más: la última, la de "gracia", convenció a editores y lectores sobre lo efímero de la genialidad.
Una vez se enamoró. Pero la imposibilidad de compromiso hizo que le abandonara.
Su vida había sido mediocre y angustiosa. Vida con fecha de caducidad. Hasta que leyó la noticia. Una reseña en la sección de sucesos informaba de la muerte de M. en la cárcel. Y empezó a vivir, de verdad, saboreando cada momento, cada persona, TODO.


Tras recordar se siente bien, sabe lo que ha de hacer. Se dirige a la casa.
Muchos no entenderían por qué no volaba de allí. Por qué un Martin ejecutor, no continuaba su camino.
Sin embargo aquello tenía sentido para ellos. De hecho, el poder llevarlo a termino, daba sentido a sus vidas. El acto final, el último truco que jamás nadie podría imaginar, ni descubrir.

Se sabe valiente, seguro de su decisión, pero no tiene prisa, quiere aprovechar el momento. El último.
Paseando por un parque compra agua en el kiosquillo de verano y sentado en un banco se dispone a repasar.
Curiosos los recuerdos del reo.
Recuerdos de infancia, del bosque que bordeaba su pueblo, de la pandilla, de fuentes que no dan agua y amoratonan manos en el intento, de su abuelo, de su hermana, de verdes y dorados, de nieve, seca y cálida, puede ser cálida?, así la siente él... y llora por no poder comprobar, sentir todo eso de nuevo. Llora como lloran los hombres: calmado y sin hipos, con la tristeza que asumir la verdad a veces conlleva.

Se dirige a la casa, valiente, seguro de su decisión. Se dirige a la casa, valiente, seguro de su decisión,(el portal está más cerca), valiente, valiente...
Sube escaleras, seguro de decisión, seguro (otro piso más).

Llega a la puerta, gira la llave. Una copia bloquea el acceso.
Miedo, nudo en el estómago.
Duda. De sí, de todo lo que había pensado, de la vida y de los valores, del si merece la pena... de si Martin también dudaba... de si al poner la llave le daba la oportunidad de marchar, de si escribir una nueva historia, aunque fuera mal escrita.

Está paralizado. Sintiendose observado, deseando que la puerta se abra, o que sus piernas no dejen de correr llevandole lejos de allí. Honor o futuro.

Parálisis, dudas, inquietud, desazón.
Será cobarde o valiente?

La puerta se abre.
Ha llamado. Hizo bien o mal, pero lo hizo.

Valiente.





FIN

sábado, 5 de julio de 2008

Sombrero de copa (I)




Nuevamente allí está ese hombre. Desde la ventana del salón no puede ver sus rasgos, pero el porte no deja duda de género.
Han pasado varios meses desde la primera vez que lo observó. Entonces apenas llamó su atención. Se encontraba como tantas veces observando por la ventana. Tras la carretera se extendía una colina que no tardaría mucho en ser edificada. Apenas unos olmos desperdigados aquí y allá.
Algunas veces observaba gente pasear, con sus perros o sólos. Por eso no se fijó demasiado en él.
Luego la cotidianidad despertaría su curiosidad. Le encontraba a diferentes horas. Parecía como si siempre estuviera allí. Pensó que sería un jubilado que pasaba tiempo caminando por los pocos verdes que aún quedaban. Dadas las fechas y que el desconocido no levantaba la cabeza del suelo, le apodó "el setero".
Un día raramente angustiado por no encontarle , habló de él a un amigo. Pero éste no comprendió y se pasó varias semanas llamándole para preguntar qué tal su "enamorado", si la cabra volvió al monte y otras tonterías por el estilo.
Por suerte volvió a verle y calmó el corretear de aire que produce las ausencias imprevistas.
Dejó de mirarle el día que se sintió observado. Era absurdo. El hombre sentado bajo el olmo miraba fijamente a su ventana?. Un escalofrío recorrió su espalda y bajó la persiana.

Esta tarde, tumbado en el sofá quedó dormido. Algo le despierta.
Medio inconsciente y sobresaltado, bebe agua para despejarse. Entonces lo ve: en el techo de la habitación una lucecilla se refleja rítmicamente. Proviene de la calle. Aún tumbado, sigue los destellos regulares, intencionados sin duda.
Despejado se asoma. En la colina está el setero. Tiene algo entre las manos (seguramente un espejo). Sabe que le ha visto y coloca el objeto sobre una piedra , provocando un brillo constante, como un faro.

Son las 5 y el sol castiga a esas horas. Se viste y baja dispuesto a hablar con él?. En verdad no lo tiene claro.
Atravesando la carretera le puede la curiosidad. Se pregunta cómo nunca paseó por la colina. Quiere, morbosamente, comprobar qué ven los ojos del extraño. Por eso cuando llega bajo el olmo y se refugia en su sombra, gira buscando su ventana. Tiene que contar los pisos, todos demasiado iguales, y la encuentra. No se distingue nada. Ningún observador desde su posición podría saber si alguien le observaba.

Una luz cegadora quema sus ojos. Los cubre con las manos para protegerse. Entonces para y busca al hombre. Está malhumorado. No le gusta que jueguen con él. No hay rastro.
Vuelve el destello, pero esta vez,por desgracia, sabe su origen. Los centelleos salen de su casa.
Su corazón se desboca, imposible controlar las pulsaciones. Cree que va a reventar.
El miedo se apodera de él. Se pregunta si no estará dormido, cómo puede estar ocurriendo aquello...
La puerta de la terraza se abre y una mano coloca un objeto sobre el alféizar. Pánico y mareos.
Coge el móvil para aumentar la imagen. No hay duda: un sombrero de copa.
Maldito cabrón: es Martin.
Las piernas le fallan y cae. El sudor recorre todo el cuerpo y la cabeza le estalla. Pero si estaba muerto!!.
No, el muerto era él... no verá amanecer.


miércoles, 2 de julio de 2008

Artrosis sentimental

Si preguntas a alguien quién es pocos sabrán responderte.
Unos te hablarán de lo que hicieron, otros de sus anhelos y sueños. Te contarán quienes quieren ser o lo que fueron ... pero no contestarán lo que preguntas. Porque son retazos: de momentos, de personas, de reflejos, que poco a poco van creando la consciencia que tienen de sí mismos.

Sin embargo esta respuesta no te vale. Quieres saber quién soy yo?
Y te digo que me mires y me lo cuentes tú, o que desees y seré lo que quieras, sólo por jugar un poco más, por quitar hierro al asunto.
Pero contigo no vale. Hoy quieres saber.
Noto tu cansancio en la mirada, angustia en la forma de morderte el labio, hastío por mi negativa a contestar, frustración al besarme y despedirte.

Hace tiempo me hice la misma pregunta y en ese mismo instante ,en que miraba el reflejo que devolvía el espejo: envejecí.

Cuando dejas de vivir inconscientemente,
cuando te planteas el sentido de la vida, de tu propia existencia,
cuando el tiempo deja de medirse en horas y días y noches son sólo palabras... cuando todo eso ocurra, si te ocurre,
comprenderás
y dejarás de preguntar los por qués y los cómos, para disfrutar los momentos que quieran compartir contigo.

Pienso si correr tras de ti, coger el teléfono y marcar tu número... ummm.
Mejor sigo leyendo, bien tapadita, no me vaya a constipar.

Juventud, divino tesoro.