Recuerdo al Tío Bolo siempre solo. En vacaciones de navidad, de verano, los fines de semana… solo. Entonces me daba pena: porque no entendía su apodo y por vivir en una casa grande sin compañía.
De pequeña me daba miedo. Alto, moreno y con barba.
De entrada nunca me besaba, lo cual agradecía. Y siempre me observaba, con una mirada larga y profunda, pero sin ojos… tuve que esperar a cumplir los 15 para verlos por primera vez: eran miel, eran grandes e inteligentes.
Decir que antes del “día-encuentro” nunca habíamos hablado, que no me abrazó, ni me besó, sería absurdo y falso. Debió hacerlo, como con mis hermanos y primos, pero no lo recuerdo.
Tenía entonces treinta y nueve años, era joven pero a mi me parecía un señor.
El pequeño de tres hermanos. Mi padre es el mayor aunque yo creía que era él. Supongo que el cariño nos hace atribuir valores que ensalzamos, a quienes queremos.
Aquel fin de semana de invierno (no recuerdo el mes) descubrí a Francisco, con una vida ajena a su papel de Tío Bolo.
Fue el domingo. Por fin volvíamos a casa y al despedirnos me dijo que esperase. No sé dónde se fueron mis padres, ni tampoco por qué en aquella escapada no estaban mis hermanos. No recuerdo más que la angustia, la de quedarme con un desconocido, en un silencio incómodo y la sospecha de peligro…
Cogió una bolsa de una silla y me la entregó. Entonces vi sus ojos, muy parecidos a los míos, y esa vez sí recuerdo que sonreía “Espero que te guste, llama y me cuentas”
Era un libro. Mi primer grande. Trataba de clases sociales, de la postguerra , de amor, amistad y sexo. Estaba usado, subrayado, con notas, era suyo…Me marcó, me abrió un poquito los ojos, la primera rendija, pero nunca le llamé, ni le conté.
Entre sus hojas encontré una carta. Así supe lo de su mujer e hijo. La leí unas cien veces. La primera con curiosidad, luego con angustia, ahora… ahora no la leo, sé cada palabra.
La carta cuenta una fracción de su vida. Un momento congelado en palabras. Una historia, como la de muchos pero suya.
La guardé esperando que nunca viniera a buscarla, pero temiendo tirarla por si finalmente lo hacía. Mi tío murió 3 años después. No la reclamó y nunca hablamos de ello.
Solemos maldecir el tiempo: lo rápido que pasa, lo lento que se vive. Pero es el tiempo quien marcará si un hecho es importante en nuestras vidas. Es su paso el que nos ayuda a comprender y valorar.
Al tiempo, como a la vida, sólo les reprocho sus desplantes. El ponerme en un vagón retrasado que me permite ver pero nunca alcanzar… que me deja con el mal sabor de boca de entender lo que pasa, de encontrar otro tú-mismo, cuando ya no puede ser.
jueves, 16 de octubre de 2008
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36 comentarios:
Precioso relato, tierno y con diferentes lecturas al coger párrafos por separados, como el miedo de los niños hacia ciertos familiares; pero sobretodo ese mal sabor de boca que queda cuando ya nada es posible, habiendo podido serlo...
Me encanta como escribes.
Un beso grande preciosa
Bonito.
Incluir la carta, claro, fue su modo de hacerte partícipe de lo suyo. Y no hablar de ella, un modo de confidencia, de comunicación, más allá de lo expresable. Supongo que ese pedazo de papel responde mucho mejor y más profundamente a cuanto hubiese podido decir, él o tú.
Y son esos silencios (reales o ficticios) de los que hablas, los que me agradan. Transmiten lo que las palabras no pueden, y abren vías para relacionarnos con los demás que nunca sospechábamos posibles. Hay quienes huyen de ellos, parece que les ofenda ese no decir nada (o sea, decirlo todo...). Pero ahí está la esencia de sentir al otro, de notar su presencia, de hacerlo tuyo, también.
Gran texto, amiga, un abrazo.
ir en el vagón primero, en el locomotorizado, implica pegarse las hostias más grandes, además de tener que ir remolcando a todos los demás. no está tan mal ir un vagón retrasado, no? la historia de la carta es preciosa, eso sí.
Que bueno ver tus letras de nuevo por acá niña, se te echaba de menos.
"...Al tiempo, como a la vida, sólo les reprocho sus desplantes...", uff que mas quisieramos muchas veces volver el tiempo atrás o que en ese momento nuestra capacidad de razonamiento hubiese sido más amplia, quizá, sólo quizá el tiempo y la vida son sabios y nos dejan comprender cosas cuando las experiencias de la vida nos permiten entenderlas....
un abrazo
Jo ,que triste.
Es real o ficción?
Sea como fuera, que triste :(
Un besote.
La verdad es que siempre acabamos teniendo recuerdos de gente que no hemos aprovechado, pero que pena...
Pero tienes el libro guapa :)
Besicos
Luego entendiste? la vida es muy extraña y a veces no da segundas oportunidades, cierra puertas, pero abre rendijas :))
Besos, mi niña, precioso relato de una vida .
Me ha encantado este relato historieta autobiográfico. Es un trozo de "microhistoria", por una carta, una sencilla carta, conociste a un gran desconocido con el que compartiste sólo un instante... es duro.
De algún modo, la vida nos pone en ese tren en el que miramos y sabemos o somos conscientes de todo, pero nada podemos hacer ya porque no puede ser, como dices tú. Pero siempre queda la esperanza de poder dar un salto y bajarse de ese tren... un beso y buen finde
Descubrir la solapada realidad de una persona en una carta escondida entre las hojas de un libro, es el mejor y más generoso regalo que alguien te puede hacer. Algo así ha de acomodarse en el fondo de la memoria para recobrar las sensaciones no olvidadas desde la infancia.
Libertad, a veces es impredecible saber donde nos tocará viajar en cada tramo, si en el vagón de cola o en el primero. No pidamos coherencia en el total desorden; es suficiente con saber en qué estación hay que bajarse.
Un abrazo
Y te llamo Libertad, ¿te das cuenta? ¿por qué será? ¿acaso una asociación de ideas?...
un libro con notas, subrayados y una carta con pinta de resumir una vida y el sentimiento de haberla vivido...
parece un espejo en el que el reflejo te enseña a saber quién eres, nunca es tarde. no. "tu otro tú-mismo" aparece después de haberte encontrado a ti misma, y eso ya lo tienes. es indiferente el vagón que ocupes.
qué frío soy sin despedidas de esas que implican besos, abrazos y cosas de esas... pero es que el "salud-saludos" alberga todo eso
salud-saludos
Hola, mi niña , te dejo besos y que pases un feliz domingo :)
Como siempre un post profundo para pensar. Debo sacar ún poco más de tiempo para las personas entrañables y leales como tu.
Querida Tequila, te deseo una buena semana.
Besos
Me pasó lo mismo con mi tío Omar, pero él había muerto hacía seis años cuando yo nací. Le descubrí a través de historias y fotos; en su peculiaridad entre mis familiares.
Lo hice mío por reconocerme en él, y hasta me dictó textos desde su brumosa y voluntariosa presencia. Él no estaba aún expuesto al olvido, aunque ahora ya sí lo esté, pero yo le cogí de la mano y me lo traje a mi tiempo, para guardar su lugar en la mesa. Yo no sabía que le necesitaba y me acompaña desde entonces
Tampoco hay que culparse. En ocasiones no sabemos ver la invitación a montarnos en un determinado vagón del tren de la vida. Otras veces, montamos y nos equivocamos y otra acertamos plenamente.
Lo importante es que llegaste a conocer un poco de él, y que ha conseguido, así, ser parte de tu existencia.
Besos
Bienaventurado regreso
Me debato entre admirar la finura del relato o pregunta aviésamente por el contenido de la carta
Cuando venza una opción u otra te lo hago saber
dichosos vecinos cotillas
me ha encantado¡¡¡¡ un beso
Me ha gustado mucho tu post. Pero a tus últimas palabras creo que hubiese sido peor que nunca hubieses tenido contacto con tu tio Bolo, que nunca te hubiese regalado el libro y que esa carta nunca hubiese estado allí.
Es mejor así...aunque corto...creo que es mejor así.
Isaboh
Vaya... yo quizás si le hubiera llamado, y desde luego le hubiera preguntado por qué a mí. Esa duda me corroería.
¿Cómo pudo ver el en ti sin apenas conoceros?.
Preguntas sin más.
Me ha gustado la historia.
Hola chiquilla! ¿me dejas llamarte así? ... je..
Había pensado dejarte un mensaje antes de ver el tuyo, pero me tenia que logear y entonces lo vi. :)
Si estoy por aquí, solo que un poco agobiado y recuperándome del todo.
¿Y tu, que tal andas?
De verdad... que bien escribes niña! (que coco tienes..)
Un beso con sal
yo, como "el último" me retraso. espero no llegar muy tarde, y sin mucho ruido decir que todo sigue igual.
salud-saludos
¿Cómo va la cosa? Saludar y desear buena entrada de semana. Besos de lunes
Deajarte besos y agradecerte tu compañía :)
Estaba pensando en ti :)
Besos cariño y buen día
Muy bueno tu texto real y diferente Volveré te lo prometo
Cuanta razón tienes. Mi duda es si con el paso del tiempo uno puede entender con mayor rigurosidad el pasado, o, de algún modo siniestro, tiende tan solo a idealizarlo. De ahí los paraisos perdidos.
Gracias por pasarte. Me encantará seguir leyéndote.
Maravilloso el relato, y el sabor de aquello en la boca que no se puede cambiar...
Camina hacia la luz CAROLINEEEEEEEEEEE!!!!!!!! hacia la luzzz!!
Te quiero, amiga, mil besos de pantera a orca asesina.... bip ....bip.... corto y cambio
Besssssssssosssssss :P
Paseaba por aquí :)) guapa!!!
Vengo a traer besos y abrazos, reina :)
Pasa buena tarde
¡Hola mi cuate! ¿no cree que es hora de ir renovando manita); ¡pos ándele! que queremos más
la gente calla q no veas
Tengo un granado para Ud; si viniera pronto por Madrid, hágamelo saber.
Calladita tas...Espero que estés bien...:)
Besos preciosa
Pasaba por acá y te dejo un saludo preciosa ;)
un abrazo
la historia es preciosa, no sé si es cierta o no, pero es preciosa
Si me tengo que poner de rodillas me pongo, pero ¿sabe lo caro que va a resultarle?
¡Venga porfa, un postito de nada!
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