martes, 29 de abril de 2008

el jardin de tus castigos

Cuando era pequeño y hacia de la suyas sus padres, pioneros para la época, le mandaban a "meditar".
Esteban no sabía muy bien que era eso, pero sí sabia que preguntar sólo traería más problemas.
Así se dejaba llevar por la mano de su padre. Mano grande, que salia de un brazo largo, que llevaba a amplios hombros para terminar en su cabeza. Imponente su papá.

Luego le dejaba en el jardín y se sentaba y ponía cara de meditador, que aun sin saber que era, le parecía se le daba muy bien. Siempre funcionaba y todo volvía a ser perfecto.

A veces las pifiaba y pasaba mucho, mucho tiempo meditando.
Cómo se aburría, jugaba con la hierba, miraba las hormigas o cerraba los ojos para ver el sol tras sus párpados. Entonces con las luces rojas, naranjas y amarillas formaba dinosaurios, tractores o caballos veloces que dejaban atrás a todos los demás.

Resultaba raro cómo el jardín estaba siempre allí. Era el mismo en que jugaba con su hermano, en que cenaban todos juntos cuando llegaba el buen tiempo... y sin embargo cuando era castigado adquiría dimensiones infinitas.

15 comentarios:

Eólico dijo...

Estás como mucho más "productiva" últimamente; será que como has tomado por mala costumbre y peor hábito, el no contestar a ningún comentario, pues tendrás más tiempo o menos vagancia, ¡vete tú a saber!, jejeje. Se nota que ya me estoy poniendo en forma ¿eh?
Tan pronto entran a tu casa a devolverte tu alma, como "desalmadamente" te haces pasar por tu hermano Esteban, para que no sepamos lo mucho que tu padre te castigaba por tus "excesos exploratorios" cuando jugabas a los médicos con los chicos. Siempre fuiste una niña muy "echá palante" y "pa trás" y "pa un lao" y "pal otro". Promiscuidad pendular afectivo-transitoria, se le llama ahora. Menos mal que a raíz de aquél rocambolesco episodio con el escultor, tu marido, tu suegra y el funambulista, has asentado algo la cabeza. El que ahora "explores" de vez en cuando al bueno de Jazz o a toda la banda de gospel donde toca, cabe enmarcarlo dentro de una relación claramente tipificada como "libidinosa dispersión de objetivos sexuales", muy propia en individuos de vida libertina y total desenfreno. Nada preocupante.
Un montón de besos, lo suficientemente dispersos.

Eólico dijo...

Jejejeje, "la banda de gospel donde toca"...y "el coro de Jazz donde canta"...Yo también estoy "de promiscua gilipollez"
Un beso

Pau Llanes dijo...

vine antes de acostarme... desparramé letritas por tus lugares... me gusta saber que mañana me leerás... Besos... pau

Belén dijo...

Mi padre me mandaba meditar en la esquina jo, que injusta es la vida ;)

Besicos

Druid dijo...

YO a mi peque lo mando a meditar contra la pared, que si lo mando al jardin a "meditar" se lo comen los perros (o como minimo, lo baban todito)....
de todos modos te dire, que no hay nada como tener tiempo para observar algo (hasta la cosa más minuscula) para hacer de ella algo inmenso
Bicos.

interpreta-sones dijo...

wow! lo estás bordando últimamente tequila!! un momentazo jardín magnífico. genial.

Anónimo dijo...

es una sensación fantástica la de mirar el sol con los ojos cerrados... y dejar el tiempo correr con su luz "calido-calidoscópica".
bueno, tengo claro haber encontrado un jardín para venir a disfrutar.
salud-saludos

Silvia_D dijo...

A solas la imaginación se desborda, es el momento de sentir verdadera creatividad y de ser tu mismo sin interferencias.
Besos niña y buen puente^^

sarah dijo...

precioso, como la vida misma. Me encantan los cuentos de niños y me encantan también los niños. Sobre todo los "pezqueñines".
Gracias por tus comentarios en nuestro blog.
Si te ha gustado el cuento de ayer me parece que el de hoy también, no te lo pierdas. Besos.

Mel Alcoholica dijo...

Cómo molaba meditar en el jardín. Sobre todo, encima de aquel algarrobo que talaron cuando cumplí quince años y sentí que, de repente, había dejado de ser una niña. Y que tendría que encontar otros lugares donde perderme en el infinito.

boticcario dijo...

Jajaja..... yo a mi hija la pequeña la mando a meditar al cuarto de baño. A los cinco minutos, después de haberse dehaogad convenientemente, sale de allí con lagrimas de cocodrilo y "arrepentida" pidiendo perdón y prometiendo portarse bien (mientras mentalmente cruza los dedos y piensa Prometo portarme bien .... los próximos 30 segundos)

Besos

Silvia_D dijo...

Qué tal el puente nena?
Besitos^^

Anónimo dijo...

Hoy ya no es el jardín, pero igual cierro los ojos y viajo a mi propio jardín....¿acaso todos no tenemos uno todavía?

Gabriela dijo...

Cuantas "meditaciones" de niños...ahora creo que son menos, no?

El universo de niños, es un tesoro, con castigos y todo...(va pensando mejor, el mío, perdón....)

Me encanta visitarte.

:)

Vigilante dijo...

Mis padres no podían castigarme de ninguna de las maneras porque allí donde iba tenia mi imaginación y eso era lo que yo mas quería y disfrutaba, nade podía quitármela.

Ahora a mi temprana madurez llego a la conclusión de que el mayor castigo que cometieron fue dejarme imaginar. Hicieron que perdiera la capacidad de crear una realidad a la que huir, me enseñaron el mundo real.

Siempre les agradeceré la forma de educarme, se que me contradigo pero ¿que es la vida sino una contradicción tras otra?