sábado, 5 de julio de 2008

Sombrero de copa (I)




Nuevamente allí está ese hombre. Desde la ventana del salón no puede ver sus rasgos, pero el porte no deja duda de género.
Han pasado varios meses desde la primera vez que lo observó. Entonces apenas llamó su atención. Se encontraba como tantas veces observando por la ventana. Tras la carretera se extendía una colina que no tardaría mucho en ser edificada. Apenas unos olmos desperdigados aquí y allá.
Algunas veces observaba gente pasear, con sus perros o sólos. Por eso no se fijó demasiado en él.
Luego la cotidianidad despertaría su curiosidad. Le encontraba a diferentes horas. Parecía como si siempre estuviera allí. Pensó que sería un jubilado que pasaba tiempo caminando por los pocos verdes que aún quedaban. Dadas las fechas y que el desconocido no levantaba la cabeza del suelo, le apodó "el setero".
Un día raramente angustiado por no encontarle , habló de él a un amigo. Pero éste no comprendió y se pasó varias semanas llamándole para preguntar qué tal su "enamorado", si la cabra volvió al monte y otras tonterías por el estilo.
Por suerte volvió a verle y calmó el corretear de aire que produce las ausencias imprevistas.
Dejó de mirarle el día que se sintió observado. Era absurdo. El hombre sentado bajo el olmo miraba fijamente a su ventana?. Un escalofrío recorrió su espalda y bajó la persiana.

Esta tarde, tumbado en el sofá quedó dormido. Algo le despierta.
Medio inconsciente y sobresaltado, bebe agua para despejarse. Entonces lo ve: en el techo de la habitación una lucecilla se refleja rítmicamente. Proviene de la calle. Aún tumbado, sigue los destellos regulares, intencionados sin duda.
Despejado se asoma. En la colina está el setero. Tiene algo entre las manos (seguramente un espejo). Sabe que le ha visto y coloca el objeto sobre una piedra , provocando un brillo constante, como un faro.

Son las 5 y el sol castiga a esas horas. Se viste y baja dispuesto a hablar con él?. En verdad no lo tiene claro.
Atravesando la carretera le puede la curiosidad. Se pregunta cómo nunca paseó por la colina. Quiere, morbosamente, comprobar qué ven los ojos del extraño. Por eso cuando llega bajo el olmo y se refugia en su sombra, gira buscando su ventana. Tiene que contar los pisos, todos demasiado iguales, y la encuentra. No se distingue nada. Ningún observador desde su posición podría saber si alguien le observaba.

Una luz cegadora quema sus ojos. Los cubre con las manos para protegerse. Entonces para y busca al hombre. Está malhumorado. No le gusta que jueguen con él. No hay rastro.
Vuelve el destello, pero esta vez,por desgracia, sabe su origen. Los centelleos salen de su casa.
Su corazón se desboca, imposible controlar las pulsaciones. Cree que va a reventar.
El miedo se apodera de él. Se pregunta si no estará dormido, cómo puede estar ocurriendo aquello...
La puerta de la terraza se abre y una mano coloca un objeto sobre el alféizar. Pánico y mareos.
Coge el móvil para aumentar la imagen. No hay duda: un sombrero de copa.
Maldito cabrón: es Martin.
Las piernas le fallan y cae. El sudor recorre todo el cuerpo y la cabeza le estalla. Pero si estaba muerto!!.
No, el muerto era él... no verá amanecer.


14 comentarios:

Eólico dijo...

A ver Tequila, cariño, no me lo tomes a mal, pero creo que deberías de dejar de practicar el sexo en ayunas. Los orgasmos con carga eflúvica negativa (en ayunas y en procesos febriles), pueden llegar a colapsar la normal percepción de la realidad circundante. Todos sabemos y compartimos tus excesos con el sexo y los barbitúricos, no se trata de que te prives de tus parafilias y adicciones, pero por favor, DESAYUNA primero.
Un beso nutritivo.

Belén dijo...

No se porque me lo imaginaba... debe ser telepatía, pero sabía que había algún muerto por ahi :)

besicos

Ginebra dijo...

Tequila, me ha gustado mucho tu relato, mucho. Lo he leído dos veces.
Te deseo un buen fin de semana. Besos.

Oteaba Auer dijo...

Ante ese sombrero de copa, sólo me resta decir ¡chapeau! y viendo que has puesto (I) doy por sentado de que continuará...espero la segunda entrega :)..me encanta como escribes
Besos

Anónimo dijo...

...cuando leerte se convierte en una preciosa droga...
salud-saludos

Anónimo dijo...

Intrigante hasta el final de la I parte, y se me hizo tan cortito! espero por la II
besos

Silvia_D dijo...

Bien , niña, has creado el suspense perfecto, engancha y te hace desear seguir leyendo... qué secretos guarda el hombre con respecto al del sombrero de copa??

Me ha gustado muchísimo, espero que la 2ª parte no se haga esperar.

Besos , genia y feliz domingo.

interpreta-sones dijo...

se hace indispensable el sombrero II... ya!! :)

JAC dijo...

Me encantas! y encima nos dejas en ascuas...

Muchisiisisimos besos

Gabriela dijo...

Esos personajes que aparecen y desaparecen...(pareciera que dentro nuestro...)
Wuaw!
Espero como Raúl, sombrero 2

Besis

Sergal dijo...

Requiebros que dejan la justa cuota de intriga para el deseo del lector. Me viene a la mente las argucias de Sherezade. Un escrito inteligente querida Tequila
Un beso

Argeseth dijo...

Siiii, maldito cabrón ese Martín!
Yo quiero saber que pasa después.
Un beso.

Luna llena dijo...

Muy intrigante, yo tambien pido la parte dos ya :)


Saluditos!

elHermitaño dijo...

¿No has pensado alguna vez, Tequila, en reunir esos relatos y darle forma de libro? Son, sinceramente, muy buenos.

Hay mucha basura publicada por ahí que no vale nada, en absoluto. Lo tuyo, sin duda, merece estar en papel, porque es muchísimo mejor que algunos relatos de (supuestamente así llamados) escritores... :)

Saludos.